SIEMPRE HAY VARIAS FORMAS…
©Giuseppe Isgró C.
Siempre hay varias formas
de hacer las cosas,
unas mejores que otras,
pero hasta que se aborde
el trabajo,
habrá que esperar para
elegir.
De nada sirve afanarse
antes del tiempo,
y estar inquieto por lo
que ocurrirá;
siempre el mejor curso de
acción
será seguido, sea quien
fuere que esté al mando.
Cada conductor es un
instrumento
de la voluntad divina que
le utiliza,
hasta el instante preciso
en que deja de ser útil,
en un lugar, para ser
utilizado en otro,
ya que nadie deja de ser
cooperador,
pese a que las apariencias
parezcan
reflejar lo contrario.
Hasta el momento propicio
no se activa la voluntad
creadora;
ni la inspiración aflora
señalando nuevos rumbos,
ni la intuición percibe lo
que se precisa para triunfar.
Es que de nada sirve
activar un poder
que no se va a usar,
la naturaleza no trabaja
en balde;
la Divinidad, o cualquier Espíritu
guía,
ejerce fuerzas de bloqueo
o de empuje;
en ambas inspiran la
acción fecunda,
o la calma restauradora, y
germinante.
La inspiración percibe
sólo cuando se precisa
el destello fulgurante que
indica el camino,
en la encrucijada; no
antes de llegar a ella.
Por eso de nada sirve el
ensayo etiquetado,
cuando a la hora de
realizar la obra,
cada quien se puede
encontrar con otra cosa
diferente a lo pensado, o
imaginado.
Hay que esperar el momento
oportuno,
en que cara a cara se
afronte la realidad;
y de acuerdo a la magnitud
de la tarea,
aflorará la fuerza creadora,
y la inspiración sutil;
y la intuición permitirá
conocer lo que se precisa,
regido por el poder de la
razón,
con su lógica inductiva, y
deductiva.
De acuerdo al tamaño de
las circunstancias,
se manifiesta el ser
genial, que en cada quien se anida,
es la misma Divinidad, que
aflora y quía,
y su Voluntad la que
realiza la tarea,
aunque se crea que cada
uno es quien lo ha hecho.
La idea surge de adentro,
y creemos que es nuestra,
pero alguien la inspira,
por el pensamiento,
en el pensamiento,
o en alguna parte la
tomamos, en proyección espiritual.
La fuerza emana del Ser
Universal, y sin ella,
qué es la expresión
individual del poder?
Un grano de arena en el
desierto,
no hace el desierto, pero,
es parte de él;
y un árbol solo no hace un
bosque,
empero, lo complementa.
El trabajo lo efectúa la
Divinidad,
en el tiempo perfecto,
según los planes divinos,
regidos por la ley de
afinidad,
que ordena todo en el
Universo.
Los resultados indicados
por el fiel de la balanza,
de la justicia inexorable,
divina,
regida por los parámetros
de los valores
universales, cuya sabiduría guía,
distinguiendo la verdad
de lo que deja de serlo.
Hasta que llegue la hora
de la acción,
dejará de aflorar la
fuerza, y la inspiración,
por cuanto, fuerza e
iluminación,
son estados aclarados de la
conciencia
por la luz y el poder de
la Divinidad.
Empero, al llegar el
momento de realizar la obra,
fluirá la fuerza de
empuje, y la del bloqueo,
que permiten estar en el
lugar correcto,
haciendo la cosa debida,
en el momento oportuno.
Es el tiempo perfecto de
Dios, y la obra, también,
de acuerdo al plan que el
Supremo Artífice trazara,
en la noche de los tiempos,
para toda la eternidad,
en tiempo presente.
Cuando llegue el momento,
las cosas fluirán
como deben hacerlo.
A qué sirve, entonces,
afanarse antes de tiempo,
si no sabes qué circunstancias afrontarás?
Cuando llegue el momento,
de acuerdo a la realidad,
deja que el ser fluya y se
exprese el genio de la Divinidad.
La fuerza aflorará, y la
inspiración también,
si estás preparado.
Sé como el agua, que
estando en el vaso,
adquiere la forma del
vaso;
en la botella, se
transforma en botella,
tal como lo decía Bruce
Lee,
y encontrándose en el río,
corre hacia el mar,
pero, en el recorrido moja
la tierra
que habrá de vivificar
la vida en la naturaleza,
y a las plantas que darán
los frutos,
que alimentan, o las
flores que embellecen,
ya que cada cosa cumple su
misión,
que le asignara el Sublime
Arquitecto del Universo, en sus divinos planes.
Deja que el poder fluya, con
tranquilidad,
en el tiempo perfecto de
Dios,
para hacer lo que Él
quiera,
cuando Él lo quiera,
cómo Él lo quiera.
A esto, nada se le
asemeja.
Escucha Su voz,
en la conciencia.
Observa su justicia,
en tus pensamientos,
sentimientos,
palabras y actos.
Potencia tu voluntad
con el anhelo Divino,
dejando que libremente
fluya
por tu intermedio.
Cuando llegue el momento,
y cara a cara te encuentre
con la realidad,
sé lo que debes ser.
Sé como el agua,
que se adapta y
sigue fluyendo;
que se acumula
y supera los diques, que
se le interponen.
Si hace mucho calor, se
evapora,
y se condensa en nubes,
después se transforma en
lluvia,
y restablece el equilibrio
en la naturaleza.
Cada realidad que se
afronta,
extrae del propio ser el
poder
para controlarla,
y el conocimiento, para
optimizarla.
Todo está dentro.
Espera su momento.
Aflorará.
Sé como el agua.
Según de qué se trate,
es lo que debe ser.
Tú, por tu naturaleza
divina,
también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario