jueves, 9 de mayo de 2013

SIEMPRE HAY VARIAS FORMAS…




SIEMPRE HAY VARIAS FORMAS… 


©Giuseppe Isgró C.




Siempre hay varias formas
de hacer las cosas,
unas mejores que otras,
pero hasta que se aborde el trabajo,
habrá que esperar para elegir.

De nada sirve afanarse antes del tiempo,
y estar inquieto por lo que ocurrirá;
siempre el mejor curso de acción
será seguido, sea quien fuere que esté al mando.

Cada conductor es un instrumento
de la voluntad divina que le utiliza,
hasta el instante preciso en que deja de ser útil,
en un lugar, para ser utilizado en otro,
ya que nadie deja de ser cooperador,
pese a que las apariencias parezcan
reflejar lo contrario.

Hasta el momento propicio
no se activa la voluntad creadora;
ni la inspiración aflora señalando nuevos rumbos,
ni la intuición percibe lo que se precisa para triunfar.
Es que de nada sirve activar un poder
que no se va a usar,
la naturaleza no trabaja en balde;
la Divinidad, o cualquier Espíritu guía,
ejerce fuerzas de bloqueo o de empuje;
en ambas inspiran la acción fecunda,
o la calma restauradora, y germinante.

La inspiración percibe sólo cuando se precisa
el destello fulgurante que indica el camino,
en la encrucijada; no antes de llegar a ella.
Por eso de nada sirve el ensayo etiquetado,
cuando a la hora de realizar la obra,
cada quien se puede encontrar con otra cosa
diferente a lo pensado, o imaginado.

Hay que esperar el momento oportuno,
en que cara a cara se afronte la realidad;
y de acuerdo a la magnitud de la tarea,
aflorará la fuerza creadora, y la inspiración sutil;
y la intuición permitirá conocer lo que se precisa,
regido por el poder de la razón,
con su lógica inductiva, y deductiva.

De acuerdo al tamaño de las circunstancias,
se manifiesta el ser genial, que en cada quien se anida,
es la misma Divinidad, que aflora y quía,
y su Voluntad la que realiza la tarea,
aunque se crea que cada uno es quien lo ha hecho.

La idea surge de adentro, y creemos que es nuestra,
pero alguien la inspira, por el pensamiento,
en el pensamiento,
o en alguna parte la tomamos, en proyección espiritual.
La fuerza emana del Ser Universal, y sin ella,
qué es la expresión individual del poder?

Un grano de arena en el desierto,
no hace el desierto, pero, es parte de él;
y un árbol solo no hace un bosque,
empero, lo complementa.

El trabajo lo efectúa la Divinidad,
en el tiempo perfecto, según los planes divinos,
regidos por la ley de afinidad,
que ordena todo en el Universo.
Los resultados indicados por el fiel de la balanza,
de la justicia inexorable, divina,
regida por los parámetros
de los valores universales, cuya sabiduría guía,
distinguiendo la verdad
de lo que deja de serlo.

Hasta que llegue la hora de la acción,
dejará de aflorar la fuerza, y la inspiración,
por cuanto, fuerza e iluminación,
son estados aclarados de la conciencia
por la luz y el poder de la Divinidad.

Empero, al llegar el momento de realizar la obra,
fluirá la fuerza de empuje, y la del bloqueo,
que permiten estar en el lugar correcto,
haciendo la cosa debida, en el momento oportuno.
Es el tiempo perfecto de Dios, y la obra, también,
de acuerdo al plan que el Supremo Artífice trazara,
en la noche de los tiempos, para toda la eternidad,
en tiempo presente.

Cuando llegue el momento, las cosas fluirán
como deben hacerlo.
A qué sirve, entonces,
afanarse antes de tiempo, si no sabes qué circunstancias afrontarás?

Cuando llegue el momento, de acuerdo a la realidad,
deja que el ser fluya y se exprese el genio de la Divinidad.
La fuerza aflorará, y la inspiración también,
si estás preparado.
Sé como el agua, que estando en el vaso,
adquiere la forma del vaso;
en la botella, se transforma en botella,
tal como lo decía Bruce Lee,
y encontrándose en el río, corre hacia el mar,
pero, en el recorrido moja la tierra
que habrá de vivificar
la vida en la naturaleza,
y a las plantas que darán los frutos,
que alimentan, o las flores que embellecen,
ya que cada cosa cumple su misión,
que le asignara el Sublime Arquitecto del Universo, en sus divinos planes.

Deja que el poder fluya, con tranquilidad,
en el tiempo perfecto de Dios,
para hacer lo que Él quiera,
cuando Él lo quiera,
cómo Él lo quiera.
A esto, nada se le asemeja.

Escucha Su voz,
en la conciencia.
Observa su justicia,
en tus pensamientos, sentimientos,
palabras y actos.
Potencia tu voluntad
con el anhelo Divino,
dejando que libremente fluya
por tu intermedio.

Cuando llegue el momento,
y cara a cara te encuentre
con la realidad,
sé lo que debes ser.
Sé como el agua,
que se adapta y
sigue fluyendo;
que se acumula
y supera los diques, que se le interponen.
Si hace mucho calor, se evapora,
y se condensa en nubes,
después se transforma en lluvia,
y restablece el equilibrio en la naturaleza.

Cada realidad que se afronta,
extrae del propio ser el poder
para controlarla,
y el conocimiento, para optimizarla.

Todo está dentro.
Espera su momento.
Aflorará.
Sé como el agua.
Según de qué se trate,
es lo que debe ser.
Tú, por tu naturaleza divina,
también.




No hay comentarios:

Publicar un comentario