domingo, 21 de julio de 2013

CONSERVAR LA SERENIDAD, SIEMPRE


CONSERVAR LA SERENIDAD, SIEMPRE

©Giuseppe Isgró C


-“...serenidad y calma,
cuando las aguas del lago de la mente están
claras y tranquilas porque cesó el oleaje”-.
Vivekananda

-"Habiendo logrado serenidad,
nos tornamos tranquilos de cuerpo,
y tranquilos de mente"-.
Sidharta Gautama

-“La naturaleza nos ha dotado
de todo recurso necesario
para una serena existencia”-.
 Manly P. Hall

-Conservar la serenidad
es poseer el autodominio,
en cada situación-.
Giuseppe Isgró Cattafi



La serenidad –estado de calma  imperturbable o tranquilidad interior que denota la impasibilidad exterior-, es una de las máximas potencias del espíritu y excelente  expresión de tu poder potencialmente infinito; es el psico-control y el autodominio expresados frente a toda situación.
Comparto con Paul Brunton, su apreciación de que el máximo ideal y el objetivo de los iniciados egipcios era el cultivo y la práctica del autodominio, tal como lo reflejan los dibujos y pinturas egipcias de dichos personajes cuyas imágenes denotan serenidad, calma profunda e imperturbable.
La serenidad es la síntesis de los valores universales aplicados como práctica de todas las virtudes cuyas cinco fundamentales son la sabiduría /yo prudencia, la justicia, la fortaleza, la templanza y la belleza, las cuales constituyen el núcleo esencial de todas las demás, siendo el amor el poder supremo universal que las vivifica a todas.
La serenidad implica fe en los principios que rigen el universo y denota consciencia de la realidad –enfocada objetiva y subjetivamente- con esa percepción intuitiva que permite ver el trasfondo de las cosas casi sin mirar, a vuelo de pájaro, pero que, facilita el mantener la calma imperturbable –o mando-control de la situación-, y persistir en la ruta evolutiva con seguridad, firmeza y osadía, aún cuando todo indicara que se ha llegado al tope o al fondo.
Cuando pareciera que ya no hay nada que hacer, sintiendo el límite de las propias fuerzas y resistencias, es cuando se comienza a sentir el verdadero poder, -el del espíritu-, el de las fuerzas morales y el de la armonía y solidaridad cósmica-, potencial interior ilimitado que aflora cuando se afronta, cada a cara, la realidad. Cada ser se percata de que era controlable la situación; factible de transmutar en ventajosa la condición existente; y de que, el poder creativo y realizador, y el de la reserva ética, eran mayores de lo que se pensaba.
Las pruebas existenciales van descubriendo el verdadero poder creador de cada ser  -como expresión equivalente del poder potencialmente infinito  a cada una de las necesidades que busca satisfacer- en la realización de la propia misión en la vida y en la gran obra universal, de la cual, conscientemente, -o casi imperceptiblemente- se va asumiendo la propia cuota de cooperación.
Siempre hay una salida positiva y exitosa en toda situación. Cuando la vida ejerce su poder de bloqueo, significa que es preciso rectificar la ruta direccional de la propia existencia; muchas veces la solución consiste en quedarse en estado de tranquilidad hasta que llega el momento oportuno de actuar, cuyo impulso interior lo indica con seguridad. Los contratiempos o resistencias, al final, permiten ver que lo acontecido era lo más conveniente por cuanto condujo a la bonanza y felicidad actuales o a las que están por llegar.
La serenidad implica maestría, autodominio, conocimiento, visión, confianza en sí y en las leyes  naturales que –en justicia- rigen todas las cosas. Refleja equilibrio, metas claramente definidas, programadas en el espacio y en el tiempo, con una curva de resultados suficiente para lograr el propósito, después de lo cual solo queda marchar hacia adelante con tranquilidad y seguridad, perseverante en la acción, por cuanto la misma naturaleza segunda la realización de toda persona sincera y asidua.
Cuando se afrontan esas pruebas en las cuales se experimenta la tentación de dudar de las bondades de la vida es cuando es preciso, con mayor ahínco y fe, confiar en que las leyes cósmicas siempre son justas; que el principio Ser Universal busca un fin positivo aún en las circunstancias menos favorables y que, sea cual fuere la situación que, en un momento dado requiera solución, es preciso mantener la serenidad, la confianza y la fe de que todo, oportunamente, en el momento más conveniente, saldrá bien, de la mejor manera posible.
Por lo cual, hay que afirmar que el Ser Universal es justo y que, si se siente el aguijón de las leyes universales, es como una guía de que hay que buscar el camino más acorde con los planes cósmicos y que para mantener iluminada la propia vida hay que permanecer en el radio de acción de los valores universales del amor, de la prudencia, de la justicia, de la equidad, de la rectitud, de la reciprocidad, de la fortaleza, de la templanza, de la generosidad, del perdón y  de la humildad; por cuanto cada ser pasa por las mismas pruebas y de alguna manera se ha pasado y se hará de nuevo, por similares rectificaciones, cuyo recuerdo estimula la tolerancia y la mansedumbre espiritual, pero con la reciedumbre en el carácter de quien sabe que, en aras de la sinceridad, honradez, constancia, trabajo y logro, tiene la autoridad moral para ocupar el lugar que en la vida, -en base a la suma existencial conquistada- merece, para continuar en el camino ascendente de la evolución y alcanzar nuevos niveles de conciencia cósmica.
Los objetivos existenciales fuerzan la manifestación de la energía creadora que se anida en el ser interno como poder potencialmente infinito, después de lo cual se refleja en la propia faz la huella de la auto-confianza, fruto de haber actuado y triunfado en múltiples tareas; por lo cual es factible afrontar el futuro con mayor suma de serenidad, confiando en que, sean cuales fueren los embates que la vida presente, siempre se obtiene la victoria si se persiste tenaz y serenamente, por cuanto cuando se llega al límite de las propias fuerzas cada ser se encuentra con el Poder del Ser Universal que le secunda y mantiene a flote, sobre todo si trabaja para una causa justa, digna y acorde con los planes cósmicos.
La serenidad permite conservar la absoluta confianza en que, cuando se han cerrado todas las puertas, -los espejismos de oportunidades inexistentes- está abriéndose –simultáneamente-, la puerta –o el acceso verdadero- por donde llega la abundancia suficiente que renovará las fuerzas, la oportunidad y la provisión para la siguiente etapa.
Las leyes universales siempre son justas. Busca en tu ser interno la causa y encuentra el nuevo camino del amor, de la sabiduría, de la justicia y del servicio vocacional efectivo que conduce, con seguridad, a la más apacible tranquilidad de ánimo, juicio sosegado, calma imperturbable y autoridad moral: fuente suprema de la serenidad. “Lo más importante, -escribía, a Louis Pauwels, una señora de 92 años que había descubierto el secreto de la serenidad- no es sacar algo de la existencia, sino en dar lo más posible a la vida”-.
-“Entonces, -dice Marco Aurelio-, tu guía interior, no causándose ya ninguna turbación a sí mismo, te conduce a la cosa esencial que hay en ti: la impasible naturaleza interna”-.
Adelante.




viernes, 24 de mayo de 2013

VIVIR CON ALEGRÍA


VIVIR CON ALEGRÍA

©Giuseppe Isgró C.


-“La felicidad pertenece a quien se basta a sí mismo”-.
Aristóteles

-“..Lo que sobre todo contribuye más directamente a nuestra felicidad es un estado de ánimo alegre, por cuanto esta óptima cualidad encuentra enseguida su recompensa en sí misma”-.
Arthur Schopenhauer


Cervantes es uno de los personajes más admirables de la historia. Aparte de ser un gran idealista, que afrontó con heroicidad su acción en la batalla de Lepanto, al final de la cual, se percató de que las guerras no tienen sentido alguno; y, pese a los efectos personales de la misma y a las adversidades que afrontó, posteriormente, siempre mantuvo un estado anímico de contentes el cual se refleja en el perfil psicológico de sus personajes, tanto en las Novelas Ejemplares, como en el Quijote y el resto de su obra, quienes, pese a las circunstancias que van experimentando, conservan un talante alegre, benevolente, cultivando elevadas cualidades morales y virtudes fundamentales, esperando, siempre, lo mejor de la vida, de la cual deja traslucir la acción de la justicia, aún dentro de los hechos que en principio estaban reñidos con ella, pero que, oportunamente, las aguas toman su cauce natural y esa mano que sopesa los hilos de la balanza, en los platillos de la igualdad y de la compensación, por la ley de afinidad, de acuerdo al veredicto de la justicia divina, nivela todas las cosas, como ocurre en la novela La fuerza de la sangre.
    Cervantes llegó a conocer el espíritu humano en elevado grado, lo cual le permitió plasmar la esencia de los valores universales tal como se refleja en El coloquio de los perros y en el Quijote, que les han constituido en obras inmortales y fuente de enseñanza para todos los tiempos.
La alegría es la semilla de la felicidad. Permite abrir la puerta del propio ser para que el Ser Universal exprese su resplandor de amor, bondad, plenitud y abundancia de dones.
Vivir con alegría, significa comprender el propio rol en el esquema cósmico y aceptar la misión implícita; es un saludo cordial y de bienvenida a cada día que comienza, con la esperanza y la fe de que sucederá lo mejor, aún en el menos favorable de los casos.
Estar aquí y ahora, es motivo suficiente para tener el ánimo contento. La alegría es el fervor que se expresa en cada persona cuando recorre su camino en la vida, con devoción, sinceridad y anhelo de evolución cósmica constante. Denota autodominio; demuestra confianza en sí y en la vida; es el bálsamo que cura todos los estados anímicos e insufla, en el espíritu, el aliento cósmico que lleva con ágil paso, al ser, a cumplir su destino. Permite florecer la bondad, por cuanto, dando lo más posible de sí, se alcanza, gradualmente, la verdadera felicidad.
Al dar se recibe, siempre. Si tú, con bondad, otorga alegría en cada uno de tus actos, recibirás, por añadidura, el contento espiritual que fortifica el ánimo, da potencia a la voluntad, firmeza a las acciones y fervor en el empeño, que plasma, en la realidad, los objetivos planeados.
El ánimo contento permite manifestar, en sí, la potencia cósmica en la realización de la propia tarea, y cumplir, cabalmente, los propios deberes y, disfrutar, plenamente, el goce de los derechos inherentes. Mantiene la calma  imperturbable y la serenidad cuando más se requiere, y acrecienta la llama viva de la esperanza en el éxito de la propia acción  en pos de metas claramente definidas. Es fuente de poder inagotable y sello de la sabiduría impreso en el propio rostro, reflejo del estado de su propia conciencia, indicando que allí reside la sede del Ser Universal y, es, a la vez, el asiento de la persona progresista que realiza, con fe y constancia, su cometido en la Gran Obra.
La alegría es la manifestación de una energía cósmica que fortifica, rejuvenece e imprime belleza, en el espíritu, por la práctica de todas las virtudes.
Cultivar la alegría implica sabiduría, amor y poder. Giovanni Boccaccio, -uno de los padres del Humanismo, conjuntamente con Dante Alighieri y Francesco Petrarca, en la Florencia del siglo XIV,  y escritor con profundo conocimiento de la vida- hace pasar a los personajes de su obra, El Decamerón, por todas las vicisitudes; ellos afrontan, con ánimo tranquilo, las pruebas; al final triunfan, y la vida les compensa con crece de todos sus afanes.
La alegría es un escudo del bien que protege a cada quien y permite el acceso a las cosas positivas.
El ser humano que desarrolla el ánimo contento, se auto-expresa más creativamente, conserva la ecuanimidad, y es justo, en todos sus actos; observa la equidad en sus juicios y la actitud correcta al afrontar las pruebas de la vida.
En cada acontecimiento, lo que importa es ver como se puede salir de él con bien, centrando la atención únicamente en el resultado final conveniente y actuando con paciencia, fe y tenacidad.
Cada día debe ser considerado como una jornada de júbilo, por cuanto constituye una oportunidad que el Supremo Hacedor brinda, a cada quien, de labrar su evolución, felicidad y autorrealización.
Hay que abrir la puerta de la alegría, la cual genera carisma, armonía, cordialidad, fortaleza y bienestar, iluminando el espíritu, dando apacibilidad al carácter, quietud a la mente y poder a la realización de los propios objetivos, en concordancia con las leyes cósmicas, única manera de experimentar la expresión de la elevación interior, sello de la serenidad y de la afabilidad.
El supremo secreto, para cultivar la auténtica alegría de la vida, es la práctica del desapego integral, el cual permite, además, la plena posesión de sí, en íntima conexión y cooperación con el Ser Universal, en el cultivo de la sabiduría y la evolución cósmica.
* *
Parafraseando a Simón Bolívar, podría decirse: -“Si el Ser Universal prueba al ser humano, es con la intención de no abandonarlo; Él quiere que cada quien merezca, por sus propios esfuerzos y virtudes, los logros que obtiene”-.
El actual estado existencial es fruto de las acciones pasadas. Tanto si el mismo satisface como en el caso contrario, siempre es motivo para expresar el ánimo contento, por cuanto, todo resultado alcanzado es transitorio, el cual conduce al paso siguiente, y, por la insatisfacción creadora, que impulsa la evolución, siempre existirá, en cada ser, el descontento creador, portador de la visión o conciencia de la meta hacia la cual se tiende, que, una vez alcanzada, lo transmuta en alegría, aunque la esencia de la misma se expresa, automáticamente, a partir del instante en que la persona asume el compromiso de realizar el objetivo inherente.
En el acto de tener claro, en la mente, el objetivo-correctivo de la situación, aceptándolo, y emprendiendo, a la vez, la acción realizadora, instantáneamente, toma posesión, en el estado anímico, la contentes o  alegría.
Tendiendo hacia algo, deviniendo diariamente hacia una meta, al igual que al iniciar un viaje, desde el momento mismo en que se decide, se comienza a participar de la agradable emoción que se experimentaría una vez culminado.
La vida es un viaje que tiende hacia un fin existencial, a una meta cósmica. Conocer la propia misión anticipa el goce de la felicidad y del logro.
Trabaja con alegría y disfruta cada acto que te acerca la realización de tu propio objetivo. Acepta lo que debes realizar, con gozo, para hacer más feliz el recorrido.
Decide, eligiendo el mejor curso de acción; afronta los hechos con valentía; ejecuta los actos con firmeza, y, experimenta, desde el mismo momento de la decisión, un estado de alegría genuina, sosegada, capaz de transmitir armonía, amor, bienestar, humildad, equilibrio, creatividad y entusiasmo, que sea un magnetismo benéfico que con sus efluvios contagie, inspire, reconforte y estimule el ánimo para comprender, y persistir en él, cada vez con mayor ahínco, el camino que conduce a la evolución espiritual y que aporte una mejor comprensión de la conciencia cósmica.
Cada ser viene a su actual existencia con un propósito. Comprenderlo aporta felicidad, por cuanto orienta cada acto al fin último de la vida que es la evolución, la sabiduría y la verdadera autorrealización que el ser humano experimenta al lograr las metas programadas en su rol de co-creador cósmico y ejecutor fiel del Gran Arquitecto del Universo.
Estudia el Gran Libro de la Naturaleza con mente abierta y humildad. Allí está todo a la vista para quien sepa leerlo. Es tanto lo que se debe avanzar que todo momento debe ser aprovechado al máximo.
Trabaja intensamente, cultiva todas las virtudes, acordes con los valores universales, como el amor, la prudencia, la justicia, la generosidad, la reciprocidad, o compensación, la equidad, la bondad, la fortaleza, la templanza y la belleza, entre otros, y experimenta el gozo ferviente de la alegría, aquí y ahora.
La alegría genuina es la que deriva del cumplimiento de los propios deberes y de la satisfacción de las necesidades, que constituyen el derecho inherente y natural de cada ser, y, la conciencia de que lo que haces te está conduciendo a la realización de tu verdadera misión.
La comprensión de las leyes de la vida y de las circunstancias que se afrontan en el diario acontecer, proporciona verdadera alegría, por cuanto permite elegir el camino correcto, en el momento adecuado, para realizar la tarea que corresponde de acuerdo al esquema cósmico.
Todo estado insatisfactorio es factible de ser transmutado en su opuesto positivo, cambiando de actitud mental y afirmando, una y otra vez, la condición positiva que se desea implantar, complementándola con las visualizaciones acordes.
También, es importante tener conciencia de que es preciso desear solo lo esencial, por lo cual céntrate en lo que necesitas.
Da las gracias al Ser Universal por la experiencia que día a día vives, y disfruta cada paso que te acerca a tu verdadero destino, el cual debes afrontar con confianza y expectativas positivas, siempre. Lo que esperas, recibes.
Afirma: -Aquí y ahora se establece el orden perfecto y la armonía cósmica. ELOÍ, -Creador Universal-, gracias por las oportunidades que me brindas de servir útilmente en tus planes universales. Sea yo un instrumento de tu voluntad; inunda de alegría mi espíritu y permite que con alegría realice las tareas de este día. Hecho está.

Adelante.


jueves, 16 de mayo de 2013

BONDAD



BONDAD
©Giuseppe Isgró C.

Decía Bias, El Prienio: –“Los más de los hombres precisan fortalecer la bondad”.
La conclusión a la que llega Don Quijote, cuando vuelve a la conciencia objetiva, al estado de cordura, es la de que el ser humano es bueno. Es un mensaje alentador el que Miguel de Cervantes y Saavedra plasma en su magna obra por medio de su personaje principal.
El atributo divino de la bondad se encuentra inserto dentro de la conciencia del ser, en los cuatro reinos de la naturaleza. Hace emerger, siempre oportunamente, el sentimiento del bien cada vez que la persona se encuentra al límite de los parámetros que demarcan el sendero de la virtud. La primera percepción que emerge en la conciencia es la de saber que lo que está a punto de realizar es bueno o malo, justo o injusto, hermoso o feo.
No se trata de que el ser humano sea bueno o malo; él es perfecto por naturaleza; empero, tiene  libre albedrío, y empieza su carrera como ser individual a partir de cero grado de experiencia. Debe ir aprendiendo lo que es bueno y lo que es malo, lo que es duro y lo que es blando, lo que es frío y lo que es caliente, lo que es dulce y lo que es amargo, entre otras múltiples cosas, por ensayo y error, por propio aprendizaje, en el camino de la vida. Es el eterno retorno hacia el Ser Universal, de quien cada ser, en los cuatro reinos naturales, forma parte indivisa y, en un momento dado emana a la conciencia individual, siendo Él mismo y sin separarse de Él mismo.
Lo que, en un instante determinado pueden ser buenos o malos, son sus pensamientos, sus sentimientos, sus deseos, sus palabras y sus actos, debiéndolos transmutar en su polaridad positiva, en una eterna polarización. Al percibir lo que es hermoso, se da cuenta de lo que es la fealdad; al observar lo que es bueno, descubre lo que es malo. Esto lo percibió Lao Tse, unos 500 años antes de nuestra era. Aquí se reafirma, también, la profunda agudeza que poseía Cervantes sobre los valores universales y las aptitudes del Espíritu, en la conciencia trascendente reflejada por Alonso Quijano, alías Don Quijote, en su mensaje final, al resaltar que el hombre es bueno.
Igualmente, es excelente la visión de Bias, el Prienio, al detectar que una de las principales tareas, y prioridades del ser humano, es la de potenciarse en los sentimientos del bien y de la bondad, constantemente.
En la conciencia del ser se encuentra, instantáneamente, la íntima percepción de lo bueno y de lo que representa su polaridad opuesta. Él sabe, sin que nadie más se lo diga, si lo que piensa, lo que siente, lo que desea, lo que habla y lo que hace, es bueno o malo, automáticamente.
Aunque una persona no haya estudiado las normas del Derecho Positivo, y desconozca la Legislación vigente, en un momento dado, conoce, a priori, o reconoce, intuitivamente, o por su capacidad de representación abstracta, la verdad del bien y del mal, de la justicia y de la injusticia, de la belleza y de la fealdad, de lo dulce y de lo amargo.
De igual manera, intuye si le asiste el derecho, o no, en un momento dado. Si a pesar de saberlo hace caso omiso de ese conocimiento exacto, preciso, que se expresa en su conciencia, y sigue adelante en la ejecución de un acto que se salga de los parámetros virtuosos, se activa el efecto coercitivo del valor universal inherente, del bien, de la justicia, de la belleza, y de cualquier otro, haciéndole percibir, en una representación mental, o abstracción, la vergüenza que experimentaría si lo realizara, cumpliendo un deseo indebido.
Esa advertencia coercitiva es un freno dentro de la conciencia, como acción pedagógica de la Ley Cósmica, para mantener al ser dentro de la senda virtuosa.
Si no obstante la acción coercitiva de la vergüenza la persona realiza el acto, en forma instantánea se activa la acción coactiva del valor universal, en representación de la ley cósmica, dentro de la conciencia, que le avisa de que ha incurrido en un error en la acción que acaba de ejecutar. Lo experimenta como un sentimiento de auto-recriminación. La persona adquiere conciencia de que ha incurrido en un error y de las consecuencias que acarrea su acto.
Ahora tiene dos alternativas: la primera, asumir la responsabilidad y afrontar, frente a la parte afectada, las consecuencias, resarciéndolas, o solicitando disculpas, por el error cometido, además de la compensación inherente. Las mayorías de las veces no se requiere más que eso: una simple disculpa y la promesa de no incurrir más en una acción semejante. La segunda: ocurre cuando la persona, aún experimentando la recriminación de su conciencia, evade la responsabilidad de afrontar las consecuencias, dando la cara por el acto indebido, y busca de acallar el reclamo interior. Esa evasión le va a sustraer la tranquilidad y la paz, dentro de la conciencia, hasta el momento en que decida enmendar el referido acto. Afrontar, asumiendo las propias responsabilidades, consolida la paz interior; las múltiples funciones del organismo se desenvuelven en perfecta armonía, la faz se muestra radiante, sosegada, el ánimo tranquilo permite mantener la frente alta, y la persona, confiada, podrá encarar al mundo brindando la esencia de su ser en un servicio efectivo. El salario cósmico es la inherente compensación que se obtiene en el cumplimiento del propio deber y misión.
El conocimiento de las leyes de la vida permite al ser humano fortalecer sus aptitudes, expresando en polaridad positiva los valores universales, como práctica constante de todas las virtudes. Esto le facilita seguir el camino del medio en el que, además de realizar el bien, ejecutando actos de bondad, las compensaciones positivas que reciba constituirán su bien más preciado, y manifestará, en sí mismo, la bondad divina, en todas sus vertientes y variantes.
Recordemos que aprender es recordar, por lo cual, a medida que el ser asciende en la espiral evolutiva, en el eterno retorno, va redescubriendo, en su conciencia, la verdad universal inherente a los atributos divinos, impresa en la misma por la ley cósmica.

miércoles, 15 de mayo de 2013

EN CONEXIÓN CON LA FUENTE UNIVERSAL



EN CONEXIÓN CON LA FUENTE UNIVERSAL

Un ejercicio de conexión espiritual
con Dios:  –El Ser Universal-.

©Giuseppe Isgró C.


 Para entrar en conexión con Dios, debemos seguir el mismo proceso que el usado cuando entramos en una habitación, de noche, y está oscura. Si tratáramos de sacar la oscuridad, cómo lo haríamos? Por supuesto, hasta un niño de dos años sabe la respuesta; él le dirá a la madre: -“Mamá, prende la luz”; ésta, entonces, aprieta el interruptor y se enciende la bombilla eléctrica y la oscuridad se evacua por sí sola, sin esfuerzo alguno y fácilmente.
Con una acción diferente para sacar la oscuridad del cuarto, lo habríamos logrado? No, evidentemente, salvo que hubiésemos esperado hasta el amanecer, y entonces, por efecto de la luz del día, la oscuridad, también sin esfuerzo, se habría evacuado por sí sola.
En los remotos lugares en los cuales no llega, aún, la electricidad, se habría encendido una vela, una lámpara a gas, o de kerosene, o con cebo de res, entre otras variantes.
Frente a un mundo como el actual, que precisa ser iluminado, aclarando las conciencias humanas, para emanciparse del oscurantismo milenario fomentado para fines particulares por grupos diversos: políticos, espirituales, económicos, culturales, entre otros, qué estamos haciendo al respecto?
-Qué deberías hacer?
-Emprender una acción en contra de la oscuridad?
-Acaso, podríamos sacar la oscuridad de “la conciencia” del mundo?
-Qué es el mundo?
-Únicamente el globo terráqueo?
-El mundo es eso, más todo los Espíritus de los elementos que lo componen, además de los seres de los reinos vegetal, animal y humano que viven en él, tanto en la dimensión física como en la espiritual, conformando ambas una sola ecología mental.
-Ciertamente, no en todas las conciencias existe oscuridad; en las mayorías hay luz, por lo menos en determinados grados.
-Pero, alguien que jamás ha visto la luz, cómo puede saber que existe la luz?
-Podría intuirle, por supuesto.
-Es cierto, un gran número de personas, en creciente grado, percibe, intuitivamente, o por inspiración, las cosas tal como son.
-Empero, otros no siguen ni sus intuiciones ni sus inspiraciones. No creen en ellas.
-El primer grupo es el que mueve el progreso en todos los ámbitos humanos.
-Qué hacer para mejorar la realidad del mundo?
-Encender la luz.
-Cuál luz?
-La luz de la conciencia.
-Cómo hacerlo?
-Pasando el interruptor que nos separa de la fuente energética universal.
-Algunos les llaman Dios.
-Es Dios su verdadero nombre?
-Los antiguos denominaban Dios al Espíritu.
-Entonces, Dios es un Espíritu Universal?
-Definirle es una cuestión personal de cada quien. Cómo saber cuál es el verdadero nombre de Dios si Él es anterior a todos los seres que han emanado a la conciencia individual. Cada nombre que se le asigne da igual, no es el nombre verdadero, pero sirve, si para ti funciona, siempre que te refieras al Ser Universal.
Existe una fuente de sabiduría y de poder que mueve, inteligentemente, los cuantiosos mundos en el Universo, que determina que exista la vida, que cada día salga el sol, y tantas otras cosas que todos perciben, y que no dependen del ser humano. Es decir, se sustentan en una causa suprema universal, detrás de la cual existe una inteligencia, también suprema y un plan divino para la Creación y la eterna expansión del Universo.
Esa es la fuente universal, llámela cada quien como quiera y mejor estime. No tiene importancia.
Es preciso conectarse con dicha fuente universal para que fluya la luz.
-Qué clase de luz?
-La luz que ilumina la conciencia.
-Qué clase de luz es capaz de iluminar la conciencia?
-La luz de los atributos divinos.
-Qué son los atributos divinos?
-Los atributos divinos son las facultades que expresan aptitudes, como la vida, la inteligencia, el libre albedrío, el discernimiento, la conciencia, o el darse cuenta, la capacidad de hacer o de dejar de hacer, los valores como el amor, la justicia, la belleza, la fortaleza, la templanza, e incontables otros. Los valores universales tienen doble polaridad: positiva y negativa. Representan los principios cósmicos; éstos, a su vez, son el soporte de las leyes universales. Todas las leyes universales conforman la Ley Cósmica y ésta se expresa en la conciencia de Dios. Cada una de las leyes universales es eterna e inmutable, justa y sabia y rige con equidad para todos los seres en los cuatro reinos naturales, en todo el Universo, en su infinita expansión.
Cada ser es un Espíritu eterno e inmortal, dotado de atributos análogos a los del Ser Universal, idénticos en naturaleza y potencialidades.
Estos atributos divinos, representados por los valores universales, y que conforman los sentidos cósmicos del ser, se encuentran ubicados en la conciencia de cada ser, conciencia que es una réplica exacta de la del Ser Universal.
El objetivo que nos anima es la búsqueda de la mejor manera de iluminar la conciencia del mundo, formada ésta por la conciencia de todos los seres de los cuatro reinos naturales.
Cómo iluminar la conciencia de los seres en los cuatro reinos del mundo, y, en el universo, donde tal cosa sea precisada?
-Qué puede hacer cada persona?
-Una persona cualquiera, se echaría sobre sus hombros la tarea de iluminar todas las conciencias del mundo, y de otras partes del universo donde esto sea preciso?
-Quién sería capaz de hacerlo; ellos, aquellos, nosotros, vosotros, tú, yo?
-Esa es la labor que silenciosamente realiza el Gran Pedagogo Universal, en la conciencia de cada ser, mediante el lenguaje de los sentimientos análogos a los valores universales, en el eterno ahora, y en el aquí.
-La vida en el planeta tierra será un oasis. Es esto una utopía?
-Quizá sí; quizá no. Tú qué crees?
-Hay que esperar lo mejor que seamos capaces de percibir, caso contrario, qué sentido tendría percibir y no realizar? Por supuesto, todo requiere su tiempo; el tiempo perfecto de Dios.
-Cómo iluminar la conciencia del ser humano?
-Cómo puede cada quien iluminar su propia conciencia?
-Cada ser debe pasar el interruptor de su conciencia para conectarla con la fuente. La fuente es Dios, o como cada quien le llame.
-Cómo hacerlo?
-Entrar en la conciencia de Dios sin entrar en la propia conciencia, antes, es posible?
-Conocer los atributos divinos de Dios, sin conocer los propios, en la conciencia?
-Conocer a Dios sin conocerse, antes? Ya lo dijo Quilón, el Lacedemonio, uno de los siete sabios, seis siglos antes de nuestra era: -“Conócete a ti mismo”. Mahoma, lo ratificó, cuando aseveró: -“Quien se conoce, conoce a Dios”.
-Te conoces?
-Sí?
–Te felicito.
-Seguro que te conoces?
-Cuántos interruptores hay que activar para conectar con la conciencia de Dios? –Uno, o uno por cada atributo divino del Ser Universal y/o valores universales?
-Al conectar con el Uno, -el Ser Universal- se conecta, al mismo tiempo, con cada uno de ellos?
-Tú que crees?
-Cuando tú prendes la luz en el cuarto y miras a un rincón del mismo, qué es lo que ves?
-El rincón, por supuesto.
-Te felicito.
Pero, puedes ver, al mismo tiempo, ese rincón y los demás rincones? Es poco probable que tuvieses ojos en la cara y también en la nuca. Es decir, sólo puedes ver un rincón a la vez.
-Pero, el Espíritu es todos ojos.
-Es verdad, el Espíritu es todos ojos: los de la conciencia y los de los atributos divinos. Empero, la conciencia sólo puede ser enfocada en una cosa a la vez, y una a una, por orden prioritario, en todas.
-Entonces, el mundo por qué está en su estado actual?
-Es cuestión de libre albedrío, estados de conciencia. Pero, dentro del aparente caos existe un orden perfecto regido por la ley de afinidad, por la justicia divina, por la equidad y por la ley de compensación. Un orden perfecto rige, aquí y ahora, todo.
-Qué rincón del mundo estás mirando?
-En qué polaridad?
-Entonces, para ver el rincón del cuarto hay que mirar el rincón del cuarto? Es decir: se debe centrar la mirada, la atención, en ese lugar en particular?
-Eso es todo?
-Donde centramos la atención, podremos ver?
-Para ver a Dios sólo hace falta centrar la atención en Él?
-Tú que crees?
-Tan sencillo como eso?
-Tan sencillo como eso!
-En lo que centras la atención, se expande la conciencia perceptiva-realizadora, si la sostienes el tiempo suficiente.
-En lo que se expande la conciencia, -mirando en ese sentido-, puedes ver lo que allí hay-, gradualmente, una cosa a la vez.
-Entonces, para ver a Dios hay que centrar la atención en Dios?
-Tú que crees?
-Lo sabes?
-Se puede centrar la atención en todas partes para percibir a Dios?
-Ir a todas partes es ir a ninguna parte. Hay que elegir.
-Dónde estás tú?
-Aquí.
-Cuándo?
-Ahora.
-Aquí y ahora está Dios!
-Dónde aquí?
-Búscalo!
-Dónde?
-En el aquí.
-Dónde está el aquí?
-Búscalo!
-Cómo?
-Buscando. Quien busca encuentra.
-Preguntando a la propia conciencia. Quien pregunta obtiene la respuesta.
-Tocando la puerta. A quien toca se le abre.
-Haz esta prueba.
Cierra los ojos; repite diez veces: Aquí.
-Quién está en el aquí?
-Yo.
-Entonces, te has encontrado?
-Sí, me he encontrado en el aquí.
-Qué has hecho para ello?
-He cerrado los ojos, abstrayéndome del entorno, centrándome en lo interno de la cabeza y he repetido diez veces: aquí. Allí estaba mi conciencia de “yo”, en el aquí.
-Quién eres?
-Yo soy!
-Entonces, el primer paso es encontrar la conciencia del yo en el ser?
-Es correcto.
-Al reconocer alguno de mis atributos, puedo reconocer el análogo en Él, el Ser Universal, sea cual fuere?
-Ciertamente, al encontrar un atributo de Dios en ti, has encontrado a Dios, en ti, por cuanto tus atributos son los de Él, y tú eres de la misma naturaleza espiritual que la de Él. Tú eres Él mismo, sin dejar de ser Él mismo, y sin separarte de Él mismo, emanado a la conciencia individual. Tu conciencia es una réplica exacta que la conciencia del Ser Universal. Ambas conciencias se encuentran en una unión perfecta e indisoluble, en comunicación continúa por el lenguaje de los sentimientos análogos a los valores universales.
-Entonces, para encontrar a Dios, primero hay que encontrarse a sí mismo en el aquí y ahora?
-Es correcto. No lo crees?
-Luego, tengo que centrar el yo en Dios, para conectarme con Él?
-Seguro!
-Cuando me conecto enfocando mi yo en Él, puedo encontrarle, también, por sus atributos? Es decir, si yo reconozco en mí un atributo, el amor, por ejemplo, significa que encontré un atributo de Dios, el amor de Dios?
-Ciertamente.
-Y qué es lo que vamos a conectar con Dios?
-A mi yo.
-Cómo hacerlo?
-Centrando el yo de mi conciencia con el “yo” de la conciencia de Dios.
-Por lo cual, pasar el interruptor significa centrar la atención?
-Es correcto. Donde centras la atención se expande la conciencia perceptiva-realizadora: tu conciencia, la de tu yo, donde se encuentra el aquí. Entonces se percibe la realidad tal como es y se canaliza el poder realizador. Fluye la energía y la luz.
-Cuál luz? –Cuál energía?
-La luz de los valores universales. La energía creadora de Dios.
-Por lo tanto, debo centrar mi atención en Dios para conectarme con Él?
-Es correcto, si con ello entendemos que adquirimos conciencia de la unión que ya, previamente, existe.
-Cómo lo hago?
-Simplemente, hazlo. Encuentra la manera, haciéndolo, practicándolo. Recuerda: Donde centra la atención se expande la conciencia perceptiva-realizadora.
-Si se expande la conciencia perceptiva-realizadora donde centra la atención, las respuestas aparecen por sí mismas, gradualmente. Recuerda, cada valor universal es un rincón del universo que tú, previamente, ya conoces y que, ahora, rememoras. Cómo decía el antiguo maestro, Platón, aprender es recordar. El rincón del amor, el de la justicia, el de la fortaleza, el de la templanza, el de la belleza, el de la igualdad, y los incontables otros, ya se encuentran impresos en la propia conciencia, en todas sus vertientes y variantes, en grado infinito. Se van recordando, en el eterno retorno hacia Dios, en el ahora, en el aquí, en la medida que enfocamos nuestra atención en ese aspecto particular.
Si mira un rincón, verás sólo lo que hay en ese rincón. Empero, mientras más tiempo observas, más cosas percibirás, por cuanto se expande la conciencia perceptiva-realizadora en esa dirección, en la cual jamás encontrarías límites si fueses capaz de persistir en grado infinito. En todas las direcciones, el camino es infinito; pero, todos ellos conducen a Dios, regidos por los valores universales. No hay posibilidad de error alguno, por donde quieras que vayas siempre encontrarás el camino de Dios; luego, con el tiempo, percibirás que tú eres el caminante, y al llegar a la Fuente, verás que, también, eres la fuente. Eres el caminante, el camino, y también, la fuente. Cuánto tiempos tardarás en descubrirlo? Tómate todo el tiempo que quieras, es cuestión de libre albedrío. Pero, por qué estar en la fuente y tener sed? Eres libre de hacer o dejar de hacer, pero asumes las consecuencias de tus elecciones: positivas o negativas como un medio de aprendizaje.
-Hay algún valor que los contenga todos?
-Sí, el amor.
-Eres capaz de amar?
-Sí?
-Tú lo crees?
-Amar sin libertad, es posible?
-Amar sin justicia, es factible?
-Amar, sin belleza?
-Amar, sin igualdad?
-Amar, sin perdón?
-Amar, sin tolerancia?
-Amar, sin servicio?
-Amar, sin trabajo?
Amar, sin estudio?
-Amar, sin conocimiento?
-Amar, sin bondad?
-Amar, sin fortaleza?
-Amar, sin templanza?
-Amar, sin equilibrio?
-Amar, sin cumplimiento del deber?
-Amar, sin amor?
-Acaso tú te crees Dios?
-Te felicito!
-Entonces, se trata de un juego de Dios consigo mismo.
-Pero, en este proceso de expansión de la Creación, Dios es el primero en cumplir la Ley Cósmica, y cada uno de los valores universales, que le es inherente, en el eterno presente.
-Pero, qué es lo que cada quien, realmente, puede hacer para iluminar la conciencia del mundo?
-Cada quien, lo único que puede iluminar es su propia conciencia. Puede reinar sobre sus propios pensamientos, sentimientos, deseos, palabras y actos.
Puede regir haciendo que sean de polaridad positiva, reflejando la justicia, la equidad, la belleza, el orden divino, la armonía universal, el equilibrio perfecto, la bondad, el progreso y la prosperidad, entre los incontables valores interrelacionados.
Si los pensamientos y los sentimientos son justos, los deseos, las palabras y los actos, reflejarán la justicia pertinente, y el destino inherente resultará de análoga condición.
Si los pensamientos, los sentimientos, los deseos, las palabras y los actos son justos y perfectos, tendremos que la conciencia de cada ser es justa y perfecta. Por ende, la conciencia del mundo estará en armonía con los valores universales. El destino del ser humano se desenvolverá en el recto camino; el recto camino conducirá a la fuente, aportando el salario cósmico por la cuota de cooperación con que se va contribuyendo en la realización de la Gran Obra. Todo fluye en paz, armonía y orden, perfectos.
Tú eres Él, el Ser Universal, como una gota de agua en el océano, con conciencia individual. Es decir, cada gota del océano forma una unidad con el Todo; es de la misma substancia, pero tiene individualidad propia dentro de la conexión con el todo y con todas las gotas con conciencia propia.
Tu mente forma parte de la mente de Dios. La mente es como la tierra. Todas las ideas que se perciben son semillas, las cuales germinan, crecen y dan fruto de acuerdo con su índole y variedad. Tienen fuerzas de atracción y de repulsión. Atraen a los elementos coadyuvantes, repelen a los contrarios. En todas partes, las mismas semillas dan idénticos frutos. En todas las mentes, las mismas ideas dan análogos resultados.
-Qué hago entonces?
-Es tu elección, tú decisión; lo que tú quieras hacer. Tienes libre albedrío. Es cosa tuya. Haz la cosa y tendrás el poder para hacerlo.
-Conéctate con Dios, y tendrás el poder para hacer lo que concibes que debes realizar y fluirá, también, la luz de la sabiduría de los valores universales para guiarte correctamente en tu camino. Pero, no te preocupes, si no te conectas con Dios, conscientemente, no pasa nada.
-No pasa nada?
-No.
-Por qué?
-Porque Dios se encarga de conectarse con Él mismo dentro de la conciencia individual de cada ser.
-Cómo es eso?
-Él tiene un método infalible. O, mejor dicho, varios.
-Cuáles son?
-Quieres saberlo?
-Sí.
-Escucha:
1. Mediante el lenguaje de los sentimientos análogos a los valores universales, en la conciencia, Él se mantiene en constante conexión con cada ser, expresando la guía oportuna, en cada momento. Él guía, sugiere, advierte, previamente, señala, a posterior, los resultados, inspira la rectificación, sostiene en la adversidad, aporta la provisión suficiente, en cada caso, y encarrilla, sistemáticamente, a cada ser, hasta que vuelva al recto camino, al camino del medio realizador de los planes divinos.
2. El plan divino que Él trazara para cada ser, se expresa en su propia conciencia, oportunamente.
3. La ley cósmica impresa en la conciencia, actúa correctamente, a cada instante, en sus roles pedagógicos de guía, coerción y coacción.
4. El mecanismo de las necesidades, que genera el poder potencialmente infinito de cada ser, en los cuatro reinos naturales.
5. Mediante la insatisfacción creadora, o el descontento divino, cada ser, en los cuatro reinos naturales, va canalizando la fuerza motivadora que le impele al cumplimiento de su misión cósmica, en cada etapa.
6. El ambición personal, es el mecanismo mediante el cual Él logra que cada ser realice su cometido sin que nadie le obligue, obteniendo el respectivo salario cósmico, paralelamente.
7. El sentido de la propia dignidad, auto-estima, auto-respeto y la conciencia de la responsabilidad personal inherente, en cada caso, le guían por el recto camino.
8. Todas estas vertientes y variantes, e incontables otras, impelen a la acción, en una eterna polarización, de lo negativo a lo positivo, en un proceso perenne de clarificación de la conciencia, en la espiral evolutiva del universo, en el eterno retorno hacia Dios.
9. Nadie escapa de ese proceso pedagógico universal.
10.         Todos los caminos expresan el poder y la luz, e impelen a la acción y a la transmutación, incesantes, alcanzando, siempre, un más allá en sabiduría.
Recapitulando:
La necesidad, expresa el poder potencialmente infinito capaz de generar su propia satisfacción, en cada caso. Si la necesidad fuese en grado infinito, en el mismo nivel generaría el respectivo poder para alcanzar su objetivo. Mientras más elevada la necesidad, en forma equivalente se expresará el poder de realización. Esto aporta la confianza de que, siempre, se podrán resolver todas las cosas que se afronten, siempre y cuando se quieran afrontar, asumiendo la responsabilidad inherente.
La insatisfacción creadora, o el descontento divino, como también se le denomina, mueve a la acción realizadora; no tolera el estancamiento. Impele al progreso continúo y eterno.
La ambición, incluyendo el orgullo y la vanidad, mueve el progreso sin que Dios, aparentemente, tenga que obligar a nadie para ello.
Los valores universales, orientan las acciones por sus correctos parámetros, en una senda virtuosa: el recto camino.
Las leyes naturales, -ley cósmica impresa en la conciencia-, rige en igualdad de condiciones para todos y el primero que la cumple es el Ser Universal, dando un ejemplo de su sabiduría: es el eterno paradigma.
Hay que dar el primer paso.
Pasa el interruptor de la luz.
Conéctate con Dios.
CONEXIÓN CON EL SER UNIVERSAL, AQUÍ Y AHORA:
Entro en conexión con el Ser Universal, aquí y ahora, contando de cuatro a uno: 4, 3, 2, 1.
Aquí y ahora, estoy ya en conexión con el Ser Universal.
Adquiero conciencia de mi unidad perfecta e indisoluble con Él, aquí y ahora. Yo soy Él, Él es yo. Somos uno. La presencia de la Divinidad se expresa en mí, aquí y ahora, y en todos los seres interrelacionados.
El orden divino y la armonía cósmica se establecen en mí, aquí y ahora. Hecho está.
Imagina, ahora, un círculo y el signo más en el centro.
Afirma, diez veces, o más:
Dios, te amo.
Dios, permítame conocerte bien, conociendo mejor mi propio ser.
Dios, yo soy tú, Tú eres yo. (Trata de percibir lo que representan esas palabras).
Aquí y ahora se expresa en mi, cada día mejor, la divina perfección de Dios, el Ser Universal, en lodos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, el divino amor de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, la divina justicia de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, la divina fortaleza de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, la divina prosperidad de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Aquí y ahora se expresa en mí, cada día mejor, la divina sabiduría de los valores universales de Dios, el Ser Universal, en todos los aspectos de mi vida.
Sea yo, cada día mejor, un perfecto instrumento de la voluntad divina del Ser Universal, en el eterno ahora. Hecho está.
Adelante.